Este verano he tenido una pata,llamada Manchita.
Al principio se escondía debajo del Squat porque tenía miedo. Así se llevó una hora.
Cuando la acorralamos en un rincón del patio, mi madre la cogió y la acurrucó sobre sus brazos. Cuando se tranquilizó la cogí. Era muy suavita.
Compramos
una caja para que durmiera allí. Le costaba quedarse sola en la
caja porque le daba mucho miedo, estiraba el cuello y daba vueltas para
que la cogiéramos, así se llevaba un cuarto de hora.Siempre a la hora de comer levantaba el cuello y daba vueltas para que le echaramos comida.
Al medio día se dormía en mis brazos acurrucada o en el suelo,pero con un paño.Por
la mañana, cuando sentía que bajaba por la escalera, levantaba el cuello
y piaba para que la sacara de la caja y comer de su cuenco.
La metíamos en la mini piscina de mi hermano para que se diera un
bañito y mi hermano, como no, la ponía en una tabla.
Mientras que nosotros nos bañábamos en la grande Manchita hacía un montón de caca y de todos los colores.
Manchita ha sido la alegría de mi verano.
Me ha encantado tener a Manchita. Ha sido la alegría de mi casa.
Esta es Manchita en su moto de agua.
Echo de menos a mi Manchita.
Sara García Marín
Una cosa que se me olvido contaros, es que cada vez que alguien iba a un sitio, ella te seguía, al principio no, pero ya después empezó a subir los escalones y subía contigo.
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